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lucky luke (i) - los antecedentes del mito
"Cuando era pequeño, no dibujaba en los márgenes de mis cuadernos
sino en mitad de la página, ¡y escribía mis notas en los márgenes!
En Humanidades Greco-latinas, estudiamos a Julio César.
Dibujé todos los textos de La guerra de las Galias. ¡Me anticipé a Astérix!
Imaginaba mis propias historias de Tintín y Milú.
Estaba suscrito a Le Petit Vingtième, el suplemento de
Le Vingtième Siècle, en el que se publicaban las aventuras de Tintín".
Maurice de Béverè (Morris)
sino en mitad de la página, ¡y escribía mis notas en los márgenes!
En Humanidades Greco-latinas, estudiamos a Julio César.
Dibujé todos los textos de La guerra de las Galias. ¡Me anticipé a Astérix!
Imaginaba mis propias historias de Tintín y Milú.
Estaba suscrito a Le Petit Vingtième, el suplemento de
Le Vingtième Siècle, en el que se publicaban las aventuras de Tintín".
Maurice de Béverè (Morris)
El nuevo integral de Lucky Luke que la editorial Norma ha comenzado a publicar en enero de 2025 me ha permitido sacarme una espina que tenía clavada desde hace décadas: descubrir en profundidad al personaje creado por Morris (Maurice de Bèvére), ya que hasta la fecha solo había tenido la oportunidad de leer algunas historietas aisladas del vaquero que dispara más rápido que su propia sombra. El solitario cowboy es, por méritos propios, un clásico de la historieta franco-belga, todo un mito, que además ha sabido sobrevivir durante décadas tras la muerte de su creador.

Ilustración para la contraportada de los álbumes de
la colección Lucky Luke a partir de Raíles en la Pradera
Es a esa primera etapa de la serie a la que nos gustaría dedicar este artículo, a su periodo dorado, que abarca desde finales de 1946, cuando se publica su primera página, hasta finales de 1977, cuando fallece René Goscinny. En ese arco temporal los autores llegaron a crear treinta y cinco historietas largas de la serie, además de unas cuantas historietas cortas. Bien es cierto que la colaboración entre Goscinny y Morris no empieza en 1946, sino casi una década después, en 1955, a partir de la novena aventura, Raíles en la pradera (también publicada en España como El ferrocarril de la pradera). Pero empecemos por el principio, dando un repaso a la biografía del dibujante belga.
Maurice De Bèvére, al que todos conocemos como Morris, nació en Cortrique, Flandes (Courtrai en francés / Kortrijk en neerlandés), el 1 de diciembre de 1923. Fue el segundo hijo de un industrial llamado Armand, que trabajaba en una fábrica familiar de pipas de arcilla cocida y de asbesto, muy populares en aquella época, que exportaban a Alemania. Morris pertenecía a la sexta generación, según cuenta la esposa de Morris, Francine, desde que sus antepasados empezaron a explotar el negocio.


Morris a la edad de cinco años (izda.)
y con unos doce años (dcha.), en el escritorio de su padre.

Portada de un catálogo de
pipas del padre de Morris
No tardó en granjearse una buena reputación entre sus compañeros de internado, alegrándolos con sus divertidas caricaturas de profesores y monitores, algo que también le supuso más de un castigo. Para colmo, los jesuítas tampoco ayuban, vaticinabando que no llegaría a ser nada en la vida. Morris no guardó el resto de su vida muy buenos recuerdos de aquellos años en el internado. Su carácter y su personalidad hicieron que los maestros no pudieran doblegarle, y aquello le pasó factura. Tampoco era buen estudiante, porque no le atraían las materias que se impartían, así que intentaba "sobrevivir" aprobando para cumplir la papeleta, pero sin notas especialmente notables.
Quizá los mejores recuerdos que el dibujante guarde de aquella época sean los paseos en poni con un profesor entrañable, el padre Thienpoint (al que llamaban cariñosamente "Tío Louis"), que les llevaba a bañarse en verano o a patinar en invierno, y que también tenía un gramófono. Fue en aquellos años cuando tuvo contacto con un proyector Pathé Baby, que les permitía proyectar películas de 9,5 mm, fotograma a fotograma, como nuestro CineExin, a través de una manivela que se movía manualmente. Quedó fascinado por el invento, que despertó su interés por la animación.


Izda: Morris, junto a su hermana mayor (derecha) y una joven vecina (h. 1935)
Dcha: Dibujo de Morris (hacia 1934)


Izda: Mickey Mouse Weekly nº 114 (9/IV/1938) - De la época en la que Morris leía la revista
Dcha: Caricatura de Morris realizada por 5 francos por el caricaturista Bela Bohak (vacaciones, verano 1936)
Los padres de Morris se dieron cuenta de la pasión que la ilustración despertaba en su hijo, pero cuando este les comentó que le gustaría dedicarse a la historieta, tuvieron miedo de que Maurice tirase por ese camino, ya que consideraban que era casi imposible ganarse así la vida. Además, contaban con la empresa familiar de pipas, de la que Armand seguramente imaginaba que alguno de sus hijos tomaría las riendas algún día. Fueron tiempos de cambio, con el desarrollo del mundo de la historieta y del cine de animación, pero seguramente aún no se valoraban en su justa medida. El talento artístico de Franquin era manifiesto, y además en diferentes disciplinas. De hecho, también esculpia bustos de arcilla y yeso, o diseñaba moldes para las pipas de la empresa familiar, un trabajo de chinos, ya que aquellas pipas llevaban incluso los retratos de personajes famosos contemporáneos (como el rey Albert o el mariscal Joffre). El propio Morris explicaba que durante las vacaciones de verano que pasaban en la localidad costera de Les Pannes, había un caricaturista llamado Bela Bohak del que aprendió mucho sobre dicho arte, exagerando ciertos rasgos, a base de observarle. De hecho, llegó a encargarle una caricatura suya, que hemos mostrado justo encima de estas líneas.
Morris se convierte en un ávido consumidor de películas de animación, tras hacerse con una Pathé-Baby similar a la que tuvo en el internado. Con ella, él y su hermano mayor proyectaban películas como Felix el gato, o la película muda Lonesome Luke, Messenger, de Harold Lloyd. En ocasiones, Morris las proyectaba incluso a cámara lenta, para analizar el proceso de animación. Luego elaboraba flip-books para sus amigos (aquellos libritos que generaban animaciones al pasar sus páginas con rapidez). En 1937 se estrenó el clásico de animación Blancanieves y los siete enanitos, que impactó a Morris, además de despertar toda una efervescencia en el mundillo de la animación. Llegaron así muchos más largometrajes y cortos posteriores que apasionaron a las generaciones de entonces. Morris, en concreto, también se sintió atraído por las animaciones de Popeye y Betty Boop y por las películas de género western de John Ford, Michael Curtiz y William Wellman.

Morris a los 19 años, en su último año en el internado de Saint-Joseph, junto a
sus compañeros, al terminar el segundo curso de retórica (junio de 1942)
En 1939 el dibujante puede ver por fin sus primeros dibujos publicados. Fue en el folletín del colegio, el Jong Leven (Vida Joven, en neerlandés). Pero entonces estalla la Segunda Guerra Mundial y llega la ocupación germana. Los alemanes invaden Bélgica el 10 de mayo de 1940 y bombardean el centro de Alost. Son años difíciles, a falta de comida, de carbón, con inviernos duros, además de tener que soportar la presencia de los nazis. Se publica entonces un aviso de las autoridades belgas solicitando a los jóvenes realizar el servicio militar. Morris consiguió eludirlo matriculándose en 1942 en un curso de derecho de la Universidad de Lovaina, algo que alegró mucho a sus progenitores, dicho sea de paso. Durante aquel año, frecuentó una asociación de estudiantes, la Moeder Kortrijkse, de la Universidad, siguiendo el consejo de su hermano mayor, que había sido presidente de la organización el año anterior. El dibujante colabora asiduamente con la revista de la asociación durante los siguientes meses. Su estilo metamorfosea un poco y se vuelve más redondeado, seguramente inspirado por el dibujo animado norteamericano, además de estar influenciado por las clases que recibió en un curso de ilustración por correspondencia del director húngaro-francés Jean Image (que, por cierto, nunca llegó a terminar al no recibir nunca las últimas entregas).
En 1944 se va acercando el final de la guerra, y Morris colabora en un boletín publicado por la red local de la resistencia belga, aportando un pequeño dibujo humorístico en el que hace referencia a la liberación (que hemos traducido y compartido bajo estas líneas). Mientras, Morris se gana la vida trabajando en una cadena de montaje, cerca de Cortrique. A finales de 1944 el dibujante, que por aquel entonces solo cuenta con veinte años, da el paso y decide abandonar su ciudad natal para buscarse la vida en Bruselas. Se muda a la capital belga junto a su mujer, y se alquilan un apartamento en la calle Eudore Devroye. Tirando la caña a todo lo que mueve, la vida de Morris se cruza con la de un editor de Marcinelle, una localidad cercana a Charleroi, y comienza a hacer quedadas con gente del mundillo, frecuentando un café local, el café de L'Horloge. Allí conoce a Charles Dupuis.
El editor propone a Morris comprarle algunos dibujos, y el 12 de noviembre de 1944, el dibujante consigue debutar con un modesto dibujo, que se incluyó en la revista belga Le Moustique (el mosquito), firmando como Morris. Más tarde también cuelan un garabato suyo en la revista Le journal de Spirou nº 353 (18/I/1945). El nº 33 de la revista Le Moustique, publicado el 28 de octubre de 1945, llevó también portada de Morris, su primera portada publicada. Y tras esa se publicaron unas cuantas más, en números sucesivos. También le publicaron más dibujos en otras revistas, como en la Humoradio, versión neerlandesa de la anterior (hasta 1956), o Het Laatste Nieuws. Durante toda una década, Morris creó decenas de ilustraciones para portadas de diversas revistas, y su estilo se fue enriqueciendo y evolucionando con el paso del tiempo, influido por otros artistas internacionales como Virgil Partch, Al Hirschfeld o los dibujantes de la revista The New Yorker (especialmente durante su etapa norteamericana, de la que hablaremos más adelante).


Izda: Le Moustique nº 8 (12/XI/1944) - Incluyó en su interior un primer dibujo de Morris
Dcha: Le journal de Spirou nº 353 (18/I/1945) - Incluyó el segundo dibujo publicado de Morris

Algunas de las primeras ilustraciones de Morris publicadas en las portadas de Le Moustique
Números 33-35 (28/10/1945, 4/11/1945 y 11/XI/1945)
Entonces, por caprichos del destino, como suele pasar con estas cosas, cayó en las manos de Morris un anuncio en prensa que le lleva a ingresar en el estudio de animación belga CBA, dirigido por Paul Nagant y ubicado precisamente en su propio barrio. Ya hablamos de este estudio en sendos artículos dedicados a Peyo y a Franquin. De hecho, Morris conoce allí a estos dos grandes genios de la historieta, y también trabaja junto a Eddy Paape (Luc Orient). De allí salieron principalmente cortos en blanco y negro que adaptaban canciones tradicionales francesas (como Il était un petit navire o La Mère Michel). Nagant aprecia el trabajo de Morris y le permite crear su propia pieza de animación, protagonizada por un pintor que mezclaba colores. El dibujante termina trabajando junto a Franquin, Will (Willy Maltaite) y Jijé, formando un equipo de dibujantes que se hace llamar "La banda de los cuatro" y que se reunen habitualmente en la casa de Jijé, en Waterloo. En septiembre de 1944 se produce la Liberación de Bélgica, lo que a su vez produce efectos colaterales: durante la posguerra se permite la entrada de filmes norteamericanos y estos afectan negativamente al estudio belga CBA, que terminó por echar el cierre.


Izda: Fotograma del film Il était... un petit petit navire (con entintado de Morris)
Dcha: Película de dibujos animados de 16 mm con Il était... un petit petit navire y
Le chat d'la Mèr Michel, comercializado en los años 50 por la casa belga Cinette.
Tras el ocaso de CBA, Morris siguió trabajando para Dupuis, realizando ilustraciones, que se publicaron en octubre de ese año. El dibujante presentó entonces a Franquin y a Paape a la editorial, pudiendo así los tres continuar trabajando juntos. Primero como dibujantes para la revista Le Moustique, y después llegando a convertirse en pesos pesados de la revista Spirou durante la posguerra. El cuarteto, junto a otros autores como Jijé y Jean Roba, ha pasado a la historia como la Escuela de Marcinelle, que rivalizaba con la Escuela de Bruselas, integrada por dibujantes como Hergé, Edgard P. Jacobs, Jacques Martin o Paul Cuvelier. Años depués, en 1952, se incorporaría también Peyo (como explicamos en el artículo dedicado a Johan & Pirluit), tras un encuentro fortuito entre este y Franquin en Bruselas. Habían transcurrido ya cinco años desde su etapa juntos en CBA y se pusieron al día. Peyo le confesó entonces que enviaba cada semana varias tiras de cómic a la redacción de Spirou, sin éxito. Y Franquin medió entonces con Charles Dupuis, convenciéndole para que contratase a Peyo, que se incorporaría a Spirou en septiembre de ese mismo año.

Morris, Laurette Paape y Franquin en Jehay, un pueblo situado
en la provincia de Lieja. Fotografiados por Eddy Paape.
Morris y Franquin empezaron a colaborar codo con codo con Joseph Gillain (Jijé), con idea de mejorar a su lado. Jijé era, por aquel entonces, el mejor de cuantos dibujaban para la revista Spirou, creador de series como Jerry Spring. A su lado, Franquin y Morris, a los que se uniría después Willy Maltaite (Will), aprendieron sus técnicas de la ilustración y mejoraron el oficio. No fueron los únicos. Jijé también tuvo posteriormente otros grandes de la historieta como discípulos (Herrmann, Mézières y Jean Giraud). El propio Jijé reconocería posteriormente que él también creció mucho en contacto con ellos, ya que le abrieron los ojos hacia el mercado norteamericano y a dibujantes como Milton Caniff, a pesar de ser más jóvenes que él. Morris por su parte reconoció que sin el contacto con Jijé, no habría llegado a tener un estilo propio. Por aquel entonces un batiburrillo de estilos mezclados: un poco de Hergé, algo más de Walt Disney y de Max Fleisher, y las influencias del Popeye de E.C. Segar. Y es que Jijé les enseñó a realizar apuntes del natural, cubriendo las lagunas académicas de Morris que, a diferencia de sus compañeros, no había estudiado ninguna disciplina artística. La conexión entre todos ellos y el buen rollo motivó que Jijé terminase por pedirle a Dupuis unas buenas condiciones de trabajo para el grupo. El editor correspondió al dibujante adquiriendo un pequeño estudio en el centro de Bruselas, en la calle Fossé-aux-Loups, en el que Morris, Franquin y también Eddy Paape, pudieron desarrollar su trabajo a su propio ritmo. Paape recordaba con humor lo insalubre que se fue volviendo el estudio, al que bautizaron como "La Poubele" ("La Basura", literalmente). Al parecer la ventana estaba fija y no podían abrirla para ventilar el apartamento, y además tenían una brasero de carbón, redondo y alto, como los que hacían antiguamente. en el que un día se dejaron una goma de borrar que se fundió por completo, dejando un humo muy espeso y un olor espantoso.
Con el tiempo, los compañeros de Morris fueron asimilando el estilo de Jijé, pero en cambio él desarrolló un estilo propio. Franquin, Will y Paape heredaron series ya existentes de la revista Spirou, y en cambio Morris pudo crear una serie completamente nueva. Fue así como nació Lucky Luke. La cosa pudo empezar a fraguarse en la cabeza de Morris en el otoño de 1945, como un año antes de la publicación de la primera historieta del cowboy. Entregó una serie de ilustraciones para las portadas de Le Moustique, muchas de ellas con temática western, que posteriormente reciclaría o desarrollaría en los álbumes de Lucky Luke (como la recurrente aparición de villanos, una década antes de que crease a los hermanos Dalton). En nuestro siguiente artículo explicaremos el nacimiento de Lucky Luke y los primeros compases de la serie, con un Morris aún en solitario, sin la llegada aún de Goscinny.
¡NO SE VAYAN TODAVÍA! ¡AÚN HAY MÁS!
¡¡CONTINÚA EN LA SIGUIENTE PÁGINA!!
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"Así es como me dí cuenta de que los mejores profes se lo tomaban (mis caricaturas)
con humor y se reían de sí mismos, y que los malos castigaban severamente a los
autores de semejantes "afrentas". Y concluí que el humor era de inteligentes".
Maurice de Béverè (Morris)
con humor y se reían de sí mismos, y que los malos castigaban severamente a los
autores de semejantes "afrentas". Y concluí que el humor era de inteligentes".
Maurice de Béverè (Morris)
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