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año 66 de la era ibañez

capítulo 4 - nostalgia en viñetas (i)

(Por Raúl Suay)

   Pocos personajes del cómic nacional pueden presumir de haber convivido con la sociedad de un país durante más de cinco décadas y, al mismo tiempo, haber sabido evolucionar para adaptarse a los gustos del público lector sin dejar de conservar por ello ni un ápice de los rasgos definitorios de su personalidad. Resulta apasionante poder ir descubriendo a través de las miles y miles de viñetas del catálogo artístico del autor (antes de que éste se sumergiera de lleno en acontecimientos de carácter deportivo o en candentes aspectos de la vida política y social de la nación) un buen surtido de pequeños pero certeros detalles que han ido retratando las diferentes particularidades sociológicas del contexto histórico-cultural en el que sus diferentes creaciones han tenido que desenvolverse: referencias a oficios ya desaparecidos, a canciones y series televisivas del momento, a hitos de la historia de la humanidad, a formas de evadirse y divertirse… Y todo ello visto siempre a través de la desenfadada mirada de estos dos personajes que por más años que pasen, siguen conservando intacta una envidiable frescura y vitalidad. Y es que esas son las ventajas que se tienen cuando se está hecho de papel y tinta en lugar de carne y hueso. Menudo chollo.

 

   A finales de los cincuenta el sereno era todavía una figura bien visible en la escena nocturna de numerosas ciudades españolas, aunque durante la siguiente década iría reduciéndose paulatinamente su número hasta su total desaparición, si bien en los últimos años algunos municipios han tomado ambiciosas iniciativas para reimplantar esta nostálgica profesión con relativo éxito (Pulgarcito 1394 (20/I/1958)).
 


   Mortadelo hace referencia a una de las estrellas más populares de los primeros westerns (Buck Jones), cuya máxima popularidad en la gran pantalla se dio durante los años veinte y primeros treinta (Pulgarcito 1452 (2/III/1959)).
 


  Emil Zátopek fue un atleta checoslovaco especialista en pruebas de fondo que alcanzó un gran reconocimiento por sus actuaciones en los Juegos Olímpicos de Londres (1948) y, especialmente, en los de Helsinki (1952), destacando por su fuerza y resistencia así como por la firmeza de su ritmo, cualidades que le valieron el apelativo de “La locomotora humana” (Pulgarcito 1461 (4/V/1959)).



   El programa de cohetes y satélites de EE.UU. denominado “Vanguard” consistió en una serie de lanzamientos realizados desde Cabo cañaveral entre el 23 de octubre de 1957 y el 18 de septiembre de 1959 cuyo objetivo era la puesta en órbita del primer satélite artificial estadounidense, tras el éxito soviético del Sputnik 1. Sin embargo, debido a la ineficacia del lanzador (de los doce lanzamientos, sólo tres tuvieron éxito), sería el Explorer 1 el que terminaría convirtiéndose en ese primer satélite norteamericano, siendo el Vanguard 1 el segundo (Pulgarcito 1467 (15/VI/1959)).



Catorce años después de su invención, los inmortales discos de vinilo seguían siendo popularmente conocidos como “microsurcos” y también por aquel entonces el compositor mejicano de canciones y boleros Agustín Lara gozaba de una gran popularidad en España gracias a canciones dedicadas a diversas ciudades como Toledo, Granada, Sevilla, Valencia y Madrid, entre otras (Tio Vivo 54 (19/III/1962)).



Aún deberían pasar muchos años para que el alcoholismo dejara de tomarse como un vicio y pasase a ser considerado como una enfermedad. Ver reflejada tal idea en los tebeos no era cosa nada extraña si tenemos en cuenta que las normas sobre prensa infantil y juvenil de la época ya dejaban bien claro que las prohibiciones en lo referente a lo moral implicaban, entre otras cosas, la imposibilidad de fomentar en las historietas los malos hábitos o vicios como la pereza, el juego o el susodicho alcoholismo (Tio Vivo 65 (4/VI/1962)).



Las otrora conocidas como “mujeres vamp” del celuloide fueron las que luego pasarían a ser llamadas “femme fatale” o “mujeres fatales”. El término original, como su propio nombre ya indicaba, servía para denominar a las mujeres vampiras, depredadoras sexuales del cine que condenaban a los hombres a la perdición (Tio Vivo nº 110 (15/IV/1963)).



  En la España franquista, llegar a los veintiún años era un sobrado motivo de orgullo por las libertades que uno podía empezar a saborear, como por ejemplo, ejercer el derecho al voto (Pulgarcito 1671 (13/V/1963)).

 

Antes de que llegasen las videocámaras digitales o los i-phones de última generación la única manera de conservar bonitos recuerdos en movimiento era agenciarse un buen tomavistas con una cinta de Súper 8 para luego poder disfrutarlos en una entrañable tarde en familia de cine mudo sobre sábana blanca con la sonora compañía del monótono y latoso ruido del proyector (Tio Vivo 132 (16/IX/1963)).
 



El TAF al que se refiere Mortadelo son las siglas del Tren Automotor FIAT y con las cuales se designaba al conjunto de automotores diesel que utilizó la Renfe entre las décadas de 1950 y 1980. Los TAF supusieron un salto cualitativo enorme en el confort de los viajes por tren en España, dado que contrastaban del todo con los coches de viajeros habituales en los años 50, en los que todavía predominaba la carrocería de madera (Pulgarcito 1729 (22/VI/1964)).
 


    "Non ho l'età" fue el título de la canción ganadora del Festival de Eurovisión de 1964 en representación de Italia y que fue interpretada por Gigliola Cinquetti, la cual por entonces contaba con tan sólo dieciséis años de edad. En España, el tema gozó de tanto éxito que se convirtió en la canción del verano de ese mismo año y posteriormente artistas nacionales compondrían versiones adaptadas al castellano (Pulgarcito 1745 (12/X/1964)).
 


   Los boleros y pasodobles del cantante valenciano Jorge Sepúlveda habían gozado de su mayor popularidad en los años 40 y años 50, pero a mediados de los 60 los gustos musicales de los españoles se irían decantando hacia las baladas italianas y la música anglosajona. El tema que canta Mortadelo, “El mar y tú”, fue uno de los grandes números uno del artista, que consiguió además llevar sus boleros a países como Francia, Portugal, Cuba o Argentina (Pulgarcito 1749 (9/XI/1964)).



   Aunque hoy en día el problema al que tendría que enfrentarse Filemón sería tener que renovar el cartucho de su impresora digital, a bien seguro que Ibáñez sería capaz de sacarle punta al asunto para guionizar una historieta igualmente divertida a la publicada en el Tio Vivo 209 (8/III/1965).



Sin pretenderlo, Filemón recita el estribillo del conocido pasodoble "¡Ay, mi sombrero!", compuesto por el cantante y actor riojano José Blanco Ruiz ("Pepe Blanco") y que en los años setenta volvería a revitalizar con su versión el inmortal Manolo Escobar (Pulgarcito 1783 (5/VII/1965)).


 
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