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Análisis teórico-crítico
IntroducciónProceso de creación de una aventuraLa narrativaColor, iluminación y texturasMovimiento y líneas cinéticasTransiciones y relación entre imágenes y textoPlanos de encuadreComposicion: equilibrio y puntos focalesExpresividad, comunicación no verbal y proporcionesDocumentación y escenariosConclusiones y reflexionesTexto, fuentes y colaboradores
documentación y escenarios
Documentación
Ibáñez no realiza una labor previa de documentación exhaustiva a la hora de realizar un cómic. Juega con los elementos más característicos que definen a los lugares o a los personajes que aparecen en sus aventuras. Si los personajes se desplazan a una ciudad Ibáñez introduce algún icono de dicha localización en los escenarios de las viñetas (el Big Ben, Trafalgar Square, la torre Eiffel, la Sirenita, la esfinge de Gizeh, la Estatua de la Libertad...) a menudo para crear la ambientación que las viñetas necesitan. Aventuras como "Siglo XX, ¡qué progreso!", "La sirenita", "Silencio, ¡se rueda!" son sólo algunos ejemplos en los que estas referencias aparecen en numerosas ocasiones. Ibáñez ha confesado en más de una entrevista que cuando está falto de inspiración suele coger algún tomo de la Enciclopedia Universal y echarle un ojo hasta que alguna idea brote. Es muy probable que de ese pozo de sabiduría hayan salido muchos modelos de edificios, monumentos o personajes históricos que Ibáñez ha incorporado posteriormente en sus aventuras.
"Siglo XX, ¡qué progreso!" (1999) y "Mundial '98"
Cuando se trata de representar a personajes famosos Ibáñez recurre entonces a la caricatura y busca el humor con algunos de los elementos más característicos de dichos personajes. Ya hablamos de este tema en la sección dedicada al gag en la obra de Ibáñez. El dibujante comenzó a incorporarlo tímidamente en los años setenta introduciendo caricaturas de personajes famosos en las aventuras largas así como en las portadas pero posteriormente se convertiría en un elemento más de su repertorio contándose por centenares los personajes que aparecen retratados sólo en las aventuras de Mortadelo y Filemón. Políticos, jefes de estado (incluídos Papas), actores, deportistas, personajes de la vida social, del cine y la televisión, nacionales y extranjeros, históricos y contemporáneos, no limitándose a personajes de carne y hueso sino abarcando también a otros muchos personajes de ficción: actores, estrellas del cómic, personajes literarios, mitológicos...
"El señor Todoquisque" (1992-93)
No puede decirse que Ibáñez domine el arte de la caricatura pero algunos de los personajes retratados tienen un acabado francamente bueno. Parte del mérito también estriba en haber sabido adaptarlos a su propio estilo para hacerlos protagonistas de algunas de sus aventuras.
"Silencio, ¡se rueda!" (1995)
- Leslie Wilkes y Clark Gable -
- Leslie Wilkes y Clark Gable -
"¡Dibújalos tú solito!" (2007)
- El Rey Juan Carlos I y Jordi Pujol -
- El Rey Juan Carlos I y Jordi Pujol -
Escenarios
Los escenarios en los que Ibáñez coloca a sus personajes son en general bastante elementales. Los paisajes urbanos, los más habituales, son repetitivos: fachadas, edificios lejanos, parques, árboles, adoquines de aceras y calzadas... todos ellos dibujados casi siempre de forma muy simplificada:
"¡Pesadiiillaaaa!" (1995)
Sólo cuando Ibáñez pretende destacar algún elemento de la vía pública (un cartel en una fachada, una boca de metro...) lo detallará un poco más y colocará dichos elementos en un primer plano para dirigir hacia ellos la mirada del espectador.
"El racista" (1991-92)
"¡Bye bye, Hong Kong!" (1997)
Cuando la escena tiene lugar en el interior de un edificio sucede lo mismo. El escenario se limita al mobiliario habitual: archivadores, sillas, mesas, armarios, cortinas, cuadrantes... pero siempre destacando a los elementos del primer plano que son los que se expresan y, en definitiva, los que hacen avanzar la secuencia:
"El óscar del moro" (1999)
Con las escenas que tienen lugar fuera de la ciudad (campo, montaña, desierto, jungla...) veremos que Ibáñez, una vez más, se limitará a simplificar los escenarios con elementos propios de cada lugar de forma sean funcionales: aportan ambiente a la viñeta y no le roban protagonismo a los elementos principales:
"La crisis del golfo" (1991)
Puede decirse, en resumen, que Ibáñez da a los escenarios la importancia justa y necesaria para que realicen su función como elementos para crear el ambiente de cada viñeta pero siempre de forma que no distraigan al lector de la acción principal que está teniendo lugar en esta.
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