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El gag en la obra de Ibáñez
IntroducciónLos comienzosPrimera metamorfosisNuevos recursos humorísticosMundiales, olimpiadas y nuevos personajesHumor políticamente "incorrecto"Humor negro y escatológicoLos siete pecados capitalesCaricaturas, autocaricaturas y crítica socialUn poco de historia... ¡y de prehistoria!Humor absurdo e irónicoEl humor con la torturaDisfraces y viajes interdimensionalesEl humor en las portadas de Ibáñez
disfraces y viajes interdimensionales
Gags camaleónicos
No hemos hablado aún de aquellos gags relacionados con el disfraz, siendo estos los más frecuentes de todos. En el 80% de las páginas aparece Mortadelo haciendo uso de alguno de sus disfraces, aunque estos quedan a menudo en un segundo plano. Ibáñez los utiliza como "complemento" o refuerzo de una determinada situación. Sin embargo, existen muchos casos en los que el disfraz abandona ese papel secundario para convertirse en el pilar con el que se construye el gag principal.
"El sulfato atómico" (1969)
"Hay un traidor en la TIA" (1983)
El disfraz tampoco será un elemento exclusivo de Mortadelo. Algunos de sus más peligrosos enemigos también han utilizado su capacidad camaleónica aunque siempre con fines completamente opuestos. En "El señor Todoquisque" se nos deleitará con todo un recital de disfraces al servicio del mal:
"El Señor Todoquisque" (1992-93)
"El disfraz cosa falaz" tampoco se queda corto: se trata de la aventura larga en la que más disfraces se han utilizado. Destaca especialmente la guerra de disfraces que tiene lugar entre Mortadelo y el jefe supremo de la mafia Lucrecio Calcetini. ¡Ibáñez tuvo que emplearse a fondo!:
"El disfraz, cosa falaz" (1995)
Los viajes en el tiempo y en el espacio, que tanto interés han suscitado siempre en el ser humano, también inspirarán a Ibáñez a la hora de crear algunos de sus gags más divertidos. Varias aventuras largas basan su estructura humorística en esta temática. El argumento de la primera de ellas, "La máquina del cambiazo", gira en torno a un cacharro inventado por el profesor Bacterio capaz de teleportar a una persona hasta unas determinadas coordenadas espaciales reemplazando a la persona (o animal) que se encontrase en dicho lugar. Ibáñez desempolvará el invento casi tres décadas después, en 1999, para crear una secuela de la aventura original ("La maldita maquinita").
En cuanto a los viajes en el tiempo, serán parte del hilo argumental de cuatro aventuras largas: "El Quinto Centenario" (1992), "Silencio, ¡se rueda!" (1995), "Siglo XX... ¡qué progreso!" (1999) y "¡El dos de Mayo!" (2008) aunque aparecerán otros muchos gags relacionados en numerosas aventuras (curiosamente todas ellas llevan a los personajes siempre hacia atrás en el tiempo, nunca hacia el futuro).
"La máquina del cambiazo" (1969-71)
En cuanto a los viajes en el tiempo, serán parte del hilo argumental de cuatro aventuras largas: "El Quinto Centenario" (1992), "Silencio, ¡se rueda!" (1995), "Siglo XX... ¡qué progreso!" (1999) y "¡El dos de Mayo!" (2008) aunque aparecerán otros muchos gags relacionados en numerosas aventuras (curiosamente todas ellas llevan a los personajes siempre hacia atrás en el tiempo, nunca hacia el futuro).
"El Brujo" (1977)
Convenciendo a Cristobal Colón - "El Quinto Centenario" (1992)
Una organización sin recursos
Convenciendo a Cristobal Colón - "El Quinto Centenario" (1992)
Una organización sin recursos
La decadencia de la T.I.A. se pone de manifiesto en numerosos gags en los que la logística de la organización deja mucho que desear. Los efectos de la crisis o su mala gestión obliga a los agentes a desplazarse en vehículos antediluvianos (que contrastarán casi siempre con el ultramoderno "Pescadillac" del "Súper") y a enfrentarse a sus enemigos con armas del medievo.
"A las armas" (1974)
"El cochecito leré" (1985)
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