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Los autores apócrifos
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martínez osete - genio no reconocido
"A base de estar muy al corriente de lo que se hace por el mundo,
siempre se va aprendiendo, pero considero una lástima
que al principio no contara con un buen maestro".
(Martínez Osete, Entrevista en DDT)
Juan Alejandro Martínez Osete nació en Los Cantareros, pedanía de Totana (Murcia) el 17 de julio de 1921 y falleció en Barcelona en 2002. Fue un historietista español, entintador y dibujante, que utilizó varios seudónimos o firmas (sin un criterio claro): Acosta, J. Martínez Osete, Martos, Mart-Os, Martz, Martínez, Martínez Osete, Oset y O'set. Artista polifacético, se encargó de continuar gran cantidad de series ajenas.
Tras vivir con su familia en Marsella, tuvo que acudir a Barcelona a cumplir el servicio militar en 1943. Allí se instaló, se licenció y, además de ejercer diversos oficios, practicó un dibujo autodidacta que le ayudó a colocar algunos de sus dibujos en revistas locales. Martínez Osete fue un fiel admirador de artistas franceses como Pélostch (que entonces hacía dibujo cómico y futurista - sus géneros favoritos - en la revista francesa Junior, en la que aparecía el Tarzán de Hogarth), Uderzo (dibujante de Astérix y Michel Tanguy para Bravo) y Jean Giraud (dibujante de "Fort Navajo" para Bravo y Pilote). El artista lamentaba no haber podido contar con un buen maestro en sus inicios. Y es que Martínez Osete tuvo vocación para el dibujo desde que estaba en la escuela, donde copiaba ilustraciones de libros y cuadernos, llegando incluso a publicar una revista/boletín para un grupo católico marsellés que realizaba él mismo de manera íntegra (escribiendo, editando y dibujando - por aquel entonces únicamente dibujo cómico).
En 1944, poco después de haberse instalado en Barcelona, realizó su primera publicación profesional. La revista "Hola" (dirigida entonces por Irurozqui) le compró varios chistes que se pagaban entonces a 40 pesetas. Tras esto, publicó otros en la revista infantil "Atalaya" (muchos de los que la revista "Hola" había rechazado y que cobraba a razón de 5 pesetas por chiste), en el "TBO" y en la revista "Pocholo" (varias páginas humorísticas).
Cabecera de la revista Pocholo, para la que Martínez Osete
entregó algunos de sus trabajos humorísticos
En 1945 creó la serie "Red Dixon", de corta vida, para la editorial Fantasio, con la que también crearía "Cuentos de Hadas" y otra corta serie, "Kid Martin".
A partir de 1947, tras contraer matrimonio, comienza a trabajar para la editorial Toray colaborando con Giral realizando dos series, "Hazañas de Yelmo Negro" (1947) y "El Silencioso" (1949). También creó páginas cómicas para Garabato y entintó páginas de otros dibujantes: Ferrando (en sus cuadernillos "El Diablo de los Mares" y "Zarpa de León") e Iranzo ("El Capitán Coraje") convirtiendo desde entonces el entintado en parte esencial de su trabajo ya que lo realizará en múltiples ocasiones a lo largo de su vida.
También trabajó esos años para la editorial Grafidea realizando el western "La máscara de los dientes blancos" guionizada por Federico Amorós (1948), finalizando la serie "Mascarita" en 1949 (serie que había sido iniciada por el dibujante Pedro Alférez), entintando los lápices de Ambrós para "El jinete Fantasma" o con la serie "La mano que aprieta" (1948).
A partir de 1950 comienza a trabajar para la Editorial Marco realizando cuatro cuadernos de aventuras semanales (que se pagaban a doscientas pesetas cada uno). Fue una etapa muy fructífera en la que realizó series como "Castor el Invencible" (1951), "El Puma" (1952); un western compuesto de dos series que tuvo mucho éxito), "Lucha de raza" (1952), "Rock Robot" (1957), "Thorik el invencible" (1959) o "Simba Kan" (1961). También colabora en sus revistas de humor "La Risa" (1952) e "Hipo, Monito y Fifí" (1953), para las cuales realiza casi todas las historietas de grafismo realista.
Durante todos estos años realizó numerosos trabajos para varias editoriales del momento: "Sugar, agente secreto" o "Tim, siete tiros" para Hispano Americana, "La Sombra Justiciera" (1954-57), "El Poder Invisible" (1957) o "Davy Crockett" (1959) para Ferma y "Martín Vega de la B.I.C." con la editorial Ricart (1955):
Portada de la serie "Sugar, agente secreto"
Editorial Hispanoamericana
Portada de la serie "Davy Crockett"
Editorial Ferma (1959)
Portada de la serie "Martín Vega de la B.I.C."
Editorial Ricart (1955)
Sus trabajos humorísticos se publicaron también en numerosas revistas: La Risa (de editorial Marco), Pulgarcito, DDT o Sacarino (de Bruguera). También con personajes como "Kolas", "Sidi Omar" o "Pancracio y su mujer Cirila" (1952), "El Sheriff Paco", "Tito Sandunga" y "Narizán" (1954), Bartolo (1957), Paco Bruto (1958) o Leonardo Pi (1969):
Osete también creó otros muchos personajes e incluso continuó personajes que otros autores habían dejado como sucede con "Nicrostato Mochales" (1954) o "Bob-Ayna y Pat-Acón". El protagonista de la primera de esas series, con guión de Bech, era huesped de un manicomio y los segundos ("Bob-Ayna y Pat-Acón, los héroes del Batallón") eran dos valientes soldados de un ejército yanqui en una imaginaria guerra en el extremo oriente:
Posteriormente la editorial le asignará otras muchas series como "Víctor, héroe del espacio", "Los comandos de África" o "El Jabato":
Entre 1963 y 1965 se publican algunos de sus trabajos dentro de la serie "Héroes" (también de la editorial Bruguera) para la cual crea "El capitán Trueno" ("El yelmo de Gengis Khan", 1963), "Rin-tin-tín" ("La carreta fantasma", 1963), "Lassie" ("El arma secreta", 1963), y "Furia" ("El rapto de Furia", 1965):
En 1968 Jaume Perich realiza una entrevista a Martínez Osete para la revista "DDT" (y publicada por Mortadelon en su blog) en la que se desvelan algunas curiosidades de la vida profesional del artista. En aquella entrevista destaca el siguiente comentario sobre su lugar y hábitos de trabajo: "Dibujo en mi casa, en un gallinero que tengo en el terrado y que habilité para estudio. Soy un hombre organizado y tengo montado un horario: Por la mañana de 8 a 12, y luego por la tarde empiezo a las 3 hasta las siete aproximadamente, aunque, claro, esto depende un poco del trabajo que tenga... Me gusta dejarme cada día un par de horas para hacer alguna página de dibujo humorístico, que es lo que en realidad me continúa gustando... Dibujo a pincel y lo acabo mucho a lápiz. Antes no podía hacerlo así, ya que dije que me hacía cuatro cuadernos a la semana, y debía trabajar con una rapidez de loco; entonces, apenas bocetaba a lápiz, y lo hacía a tinta al galope. Había llegado a realizar un cuaderno entero en una noche".
Jaume Perich publica una entrevista a Osete en la revista
DDT, sección "¿Quien es quien?" (Bruguera, 1968)
Para Bruguera también realizó varios guiones que, después de publicarse originalmente en revistas de humor, pasarían a integrar la colección "Joyas Literarías Juveniles" como: "Quo Vadis" (1971), y "El faro del fin del Mundo" (1973):
En 1972 se incorporó al equipo de Blas Sanchís dibujando cientos de páginas de personajes de otros autores como "Mortadelo y Filemón" de Ibáñez. De todas las aventuras que realizó (la mayoría de ellas entre noviembre de 1972 y el año 1974) se han indexado ya alrededor de 80 aventuras. Casi todas ellas fueron versiones o "remakes" de otras aventuras realizadas previamente por Francisco Ibáñez.
¡Misión peligrosa! 1ª aventura de "Mortadelo y Filemón"
de 2 páginas realizada por Martínez Osete (13/XI/1972)
La editorial consideró que muchas de las aventuras más genuínas de Ibáñez eran demasiado antiguas e intentó modernizarlas, aunque el artista no supo dotar a los personajes de la expresividad y el dinamismo al que el público estaba acostumbrado. El propio Sagasty tuvo que retocar numerosas viñetas de "Filemón" porque su acabado no convencía a la editorial. Osete estaba acostumbrado a trabajar historieta "seria" y no terminó de adaptarse a esta nueva etapa.
"Los disfraces de Mortadelo", 1ª aventura de "Mortadelo y Filemón"
de 4 páginas realizada por Martínez Osete (1972)
Martínez Osete también creó en aquella etapa páginas de otros personajes como "Pepsiman" (Tio Vivo, 1972), "Pepe Gotera y Otilio" (entre ellas la aventura larga "El castillo de los Pelmhacudy") o "El Botones Sacarino". Nunca llegó a firmarlas pero si les aportó su reconocible estilo. Por aquel entonces las condiciones de trabajo no eran para tirar cohetes: el equipo de entintadores trabajaba en una gran nave; dibujantes y entintadores trabajaban a sueldo (en plantilla) mientras que los redactores que escribían guiones fuera de sus horarios los cobraban como colaboraciones. Mortadelon compartía en su blog varias imágenes del equipo de entintadores de Bruguera. Una de ellas fue tomada hacia el año 1978 del equipo de entintadores de Bruguera entre los que podemos ver a Martínez Osete:
Grupo de entintadores. Osete se encuentra en la parte
superior (2º desde la izquierda). 1978 aprox.
La otra fotografía, posterior, muestra en su parte derecha una de las calcadoras que los dibujantes apócrifos utilizaban para realizar Mortadelos:
Grupo de entintadores. Osete se encuentra en la parte
superior (4º desde la izquierda).
Entre otros personajes dibujados en esta etapa por Martínez Osete cabe destacar a "Durand y Dupont", "Jeremías", "Yusuf" (1980) o "Boy". Con el cierre de Bruguera en 1986, Martínez Osete se retirará por completo del oficio de dibujante.
En 2006 se realiza una exposición dedicada a "El Capitán Trueno" en la 24ª edición del "Salón Internacional del Cómic de Barcelona". Dicha exposición incluyó una página original de Martínez Osete en el apartado dedicado a los grandes dibujantes que dieron brío a las aventuras del personaje en distintas épocas:
A la vista de lo expuesto en este artículo podemos afirmar que Martínez Osete es, indudablemente, uno de los dibujantes más prolíficos de la historieta española en el panorama español de posguerra (1940-1960) siendo uno de los pilares básicos del tebeo de aventuras español y con más mérito si cabe teniendo en cuenta las condiciones en que concibió y plasmó sus creaciones. Pocos autores alcanzaron cotas tan altas a nivel artístico y comunicativo como Osete que se ha consagrado así como un maestro de la historieta de nuestro país. Sus páginas, de una línea clara, atractiva y limpia, nunca resultaron farragosas o indescifrables. Prácticamente todas sus creaciones fueron un éxito aunque no todas tuvieran el mismo nivel de calidad. Y sin embargo, a pesar de todo, Martínez Osete cayó en un prematuro olvido para los estudiosos del medio no apareciendo ni siquiera entre los cien autores más destacados del género de la historieta en la "Historia de los Cómics" de Toutain Editor.
Thorik el invencible
No queremos terminar el artículo sin antes destacar en unas breves líneas a uno de los personajes que más ha brillado de entre todos los que ha creado Osete: "Thorik el invencible" (sin olvidaros de las colaboraciones del dibujante en "El Capitán Trueno" y "El Jabato", a las órdenes de Víctor Mora). El personaje fue publicado en 1959 y durante 20 números por la editorial Marco. La clave de su éxito, según Manuel López, puede atribuirse a la calidad de su dibujo, la buena planificación de la serie, la excelente historia y unos personajes interesantes y creíbles (a pesar de ser arquetípicos).
La serie engancha pronto al lector con unas ilustraciones de gran calidad y también con un guión vibrante y emotivo. Los personajes presentan unos caracteres y rasgos claramente delimitados que hacen que la trama se complique a pesar de la simplicidad con que se plantea inicialmente. Las aventuras de este héroe tampoco cansan en segundas o terceras lecturas. ¿Por qué tuvo tan escaso éxito Thorik a pesar de su originalidad? La arrolladora irrupción de la televisión a mediados de los años cincuenta fue transformando la vida de muchos jóvenes que se decantaban por la televisión antes que con el tebeo como medio de entretenimiento. Pero también comenzó en esa década una época dorada con grandes cambios juveniles como sucedió con el vinilo, que atrajo hacia sí a una enorme masa juvenil. Por otro lado se disparó la importación de tebeos extranjeros (principalmente norteamericanos, editados en color) lo que terminaría por influir en la producción de la industria editorial de la época contribuyendo al retroceso del tebeo genuinamente español.
"Más tarde entré en la editorial Marco,
donde llegué a realizar cuatro cuadernos de aventuras semanales
-me pagaban doscientas pesetas por cada uno
y debía hacer el guión, rotularlo y dibujarlo-.
Estuve trece años en Marco..."
(Martínez Osete, "DDT" nº 44, 1968)
donde llegué a realizar cuatro cuadernos de aventuras semanales
-me pagaban doscientas pesetas por cada uno
y debía hacer el guión, rotularlo y dibujarlo-.
Estuve trece años en Marco..."
(Martínez Osete, "DDT" nº 44, 1968)
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