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francisco ibáñez (iii/iv 2003 - dgt)
TRÁFICO.
Marzo-abril 2003
EMMANUEL ZOCO
Francisco Ibáñez es, seguramente, el dibujante español de comics más conocido. Sobre todo, por sus ‘hijos’: Mortadelo y Filemón, Rompetechos, Sacarino... Él no se considera un gran conductor –“vulgar y corriente, aunque en 46 años que llevo conduciendo jamás he tenido un accidente”–, aunque mejor al volante que sus personajes. Hoy, Ibáñez sólo usa el coche para salir de Barcelona y se ha vuelto vuelto un forofo del Metro.
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Francisco Ibáñez está de enhorabuena. Mortadelo y Filemón han cumplido 45 años y su película es un éxito de taquilla: el primer fin de semana consiguió ser el primer filme español que, en su estreno, recauda 5 millones de euros, cifra hasta ahora sólo al alcance de las producciones americanas. El veterano dibujante sigue fiel a su cita diaria con las viñetas: “No conozco la palabra vacaciones. El secreto está en ponerme delante del tablero de dibujo todos los días. Eso de las musas es un mito”.
¿Temía no reconocer a Mortadelo y Filemón en la gran pantalla?
Sí, tenía pánico por otras experiencias insatisfactorias con Mortadelo y Filemón en dibujos animados y el Botones Sacarino en televisión. Además, buscar un actor parecido a Mortadelo era de locos... Sin embargo, cuando ví la película dije ¡son ellos! Encontré el comic traspasado a la pantalla con todos sus detalles corregidos y aumentados aprovechando los efectos especiales. Está conseguidísima y estoy muy satisfecho.
¿Por qué Mortadelo y Filemón son anti-héroes y no héroes?
Nunca he creído en los héroes y conforme ha pasado el tiempo, menos. En el siglo XXI son una incongruencia los héroes musculosos, atléticos y justicieros. Hoy, el héroe es un tipo cargado de espaldas, miope, que trabaja en una oficina, delante del ordenador, que se mete en los ordenadores de las grandes potencias. Además, el típico héroe resulta aburrido y antipático. Los míos son tipos de la calle, que si pueden hacerle la puñeta al otro con tal desacar provecho, se la hacen; son unos ‘cabroncetes’, igual que el vecino del quinto o el amigo Juan.
¿Por qué ha ido introduciendo temas de actualidad en sus historias?
Porque un personaje de comic necesita ser renovado. Si no, al final llega esa carta del lector que te dice que ya está bien de siempre lo mismo. Por eso, de la pionera agencia de información de Mortadelo y Filemón pasé a la TIA, una parodia dela CIA, que permitía enriquecer la serie con personajes como el Superintendente o el profesor Bacterio. Después, para no reiterarme, metí a los personajes en acontecimientos de actualidad: Juegos Olímpicos, Mundiales de Fútbol, el ‘impeachment’de Clinton, el euro y el fenómeno de “Operación Triunfo”. Al lector así le da la sensación de que ha comprado una lechuguita verde recién sacada del huerto.
¿Cómo trabajaba cuando había que sufrir el control de la censura?
Tenía un ojo en la página y el otro, en la oficina de censura, que era una cueva de locos. Me llamaron al orden varias veces... Por ejemplo, llevando ya tiempo publicando el “13 Rue del Percebe”, algún cerebro retorcido decidió que el primer piso era inapropiado porque lo habitaba una especie de doctor Frankenstein... Me prohibieron dibujarlo... Aquel señor creaba seres humanos y dijeron que los seres humanos sólo podía crearlos Dios... Entonces ocurrían cosas así.
Muchos lectores se han iniciado en la lectura con sus tebeos...
Es algo que me produce mucha alegría y después de tantos años encuentro gente de diferente edad que me lo comenta. Y, ¡qué casualidad!, yo también comencé a leer con tebeos. En mi portal había un kiosko y por la noche le guardábamos los cajones de material al kioskero. Eran tiempos difíciles económicamente, así que, de noche aprovechaba y leía todos los que caían en mis manos.
De joven trabajó en un banco, ¿por qué muchos de nuestros ilustradores más importantes fueron empleados bancarios?
Debe ser por trabajar con tal cantidad de hojas estúpidas, repletas de ‘debe’ y ‘haber’ que te permitían disimular y dibujar tu historieta entre ellas...
En sus historias, el tráfico y los coches están muy presentes...
Sí, Mortadelo y Filemón han conducido todo tipo de vehículos, antiguos, modernos, desde Fórmulas-1 a coches a pedales... De todas formas, ellos son peores conductores que yo; si no, que se lo pregunten al Súper, que en cada historieta tiene que comprar un coche nuevo porque los destrozan todos.
¿Qué tal conductor es usted?
No soy un gran conductor, sino regularcillo, vulgar y corriente, aunque en los 46 años que llevo conduciendo jamás he tenido un accidente. Hace años usaba bastante el coche, pero hoy, sólo para salir fuera de Barcelona; en la ciudad me he vuelto un forofo del Metro, nunca voy en horas punta y lo tengo todo para mí.
¿Le parecen adecuados los actuales límites de velocidad?
Hay lugares donde los aumentaría y lugares donde no. Si los límites de velocidad y otras medidas complementarias sirven para salvar vidas, bienvenidos sean. Cuando la gente aprenda a conducir a una velocidad apropiada según por donde vaya sobrarán todo tipo de restricciones, pero mientras seamos un atajo de incivilizados, en carretera tiene que haber limitaciones.
¿Le llama la atención el cambio de personalidad que sufren muchas personas al volante?
Sí, siempre me ha extrañado. Es increíble cómo cambia la educación de una misma persona en una escalera y en carretera. La misma persona que se desvive por cederte el paso en la escalera se vuelve un animal conduciendo, no te deja cambiar de dirección y te impide el paso. Que esto ocurriera hace años, cuando unos pocos privilegiados podían permitirse el lujo de tener coche y se creían el Tarzán de la selva, puedo entenderlo; que hoy siga ocurriendo, es inexplicable.
