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francisco ibáñez (24/xi/1996 - el periódico)
EL PERIÓDICO (24/11/96)
Con dos narices, lo nacieron en 1936. Francisco Ibáñez, pese a la que estaba cayendo, tiró por la rúe del Percebe y se lió con Mortadelo, Rompetechos y otros de su ralea cómica.
Conecta de nuevo con EL PERIÓDICO y se trae bajo el brazo un montón de risas y sonrisas infantiles.
Bueno, no son sólo para niños, porque, a veces, éstos son la excusa. En ocasiones, gente adulta me ha pedido que le firme un cómic y, al preguntar cómo se llama el niño, respondieron que nada de niño, que era para ellos. Eso también me llena de satisfacción.
El próximo año Mortadelo y Filemón celebrarán su 40º aniversario, cuatro décadas que comenzaron con aquella Agencia de Información. De aquella agencia queda poco. La pareja es ya internacional. Trabaja en la T.I.A., está a las órdenes del Superintendente, Ofelia cumple labores de secretaria y el profesor Bacterio ayuda con sus inventos.
Digamos que han evolucionado para seguir vivos.
Sí. La suerte de mis personajes es que se mantienen vigentes, no pasan de moda, son historietas válidas en cualquier momento. No les ha ocurrido como a Carpanta, de Escobar, que, por especializarse en hambruna, ha dejado de tener sentido.
¿Mortadelo y Filemón son sus Ronaldos?
Mortadelo y Filemón son las estrellas, les quiero mucho.
Toma, a ver.
Es que también le guardo un especial cariño a Rompetechos, quizá porque soy un poco vago y era muy fácil de trazo.
¿Nunca protestó nadie por provocar risas con un personaje miope?
Ya he recibido quejas, ya. Una señora me criticó esa circunstancia de manera especial, pero yo jamás pensé en reírme de un defecto físico.
¿Entonces?
El argumento era fácil. Le dije: “Mire, el autor está en el mismo caso que el personaje, pues me quitan las gafas y no veo tres en un burro”.
El ministro Piqué no aborda la reconversión del cómic, pero tal vez sea necesaria.
El mundo del cómic debe adaptarse a las nuevas tecnologías; es preciso que Mortadelo y Filemón, y el resto, cojan la autovía de Internet.
¿Han cambiado los hábitos de los pequeños y no tan pequeños lectores?
Ya lo creo. Hace 20 años, los quioscos estaban repletos de cientos de colecciones y hoy han desaparecido. Un niño aprieta el botón de la tele y tiene a su disposición una película de dibujos animados. No creo que el cómic muera, pero habrá que medicarlo.
Lo que parece inmutable, por más tecnología, es la creación del cómic.
En eso hemos variado, porque los personajes echan a andar después de que su autor hinque los codos en busca de un guión. Siguen viendo la luz, entre un lápiz y un papel.
Y mucha inspiración.
Hay días en que no te viene una idea aunque te pongas el Espasa encima de la cabeza y aprietes fuerte.
¿Recuerda sus comienzos?
Claro. Yo suelo decir que la diferencia entre antes y ahora es una cuestión de adverbio. Entonces, nuestra preocupación era saber cuándo nos publicaban, y los que empiezan ahora preguntan cuánto les van a pagar.
¿Cómo fue el bautizo de su pareja más famosa?
La cosa iba de pareados. Mortadelo se ganó el nombre por su propia estructura cilíndrica; luego llegó Filemón, para rimar con Agencia de Información.
El fin de la guerra fría obligó a los espías a andar de capa caída...
No es el caso del cómic. Mira, el último tiparraco real al que he tratado, espía o no, fue Roldán. Por cierto que una historieta lo situaba en Oriente cuando todo eran cábalas sobre su paradero y, si la hubieran leído, habrían ahorrado tiempo.
¿Pero Mortadelo y Filemón hubieran atrapado a Roldán?
Sin duda, bastante antes.
¿Y qué personajes suyos encajarían mejor en el Cesid?
No sé, pero con Pepe Gotera y Otilio, y Rompetechos echándoles una mano, saldría un pastel divino.
Poco le gusta hablar a Francisco Ibáñez de los políticos y nunca quiso elevar a uno de ellos a la categoría de cómic.
Dudo de su sentido del humor. Con motivo de los Juegos Olímpicos de Barcelona, envié a muchos de ellos las historietas de este tema y el actual presidente no dijo ni pío.