humor políticamente "incorrecto"
Un asunto delicado es el de los gags que tocan temas como la homosexualidad, la obesidad, el racismo, la Iglesia Católica... e incluso aquellos que hacen humor a partir de personajes con determinadas carencias físicas: lisiados, ciegos, ancianos o sordos o con algún defecto estético: narices y orejas grandes, enanos... El dibujante no deja títere con cabeza aunque siempre desde una perspectiva bastante suavizada. Veamos sólo algunos ejemplos:
Uno de los primeros chistes inspirados en un personaje de color lo encontraremos en "Gatolandia '76" aunque el gag no pasa de un inocente juego de palabras inspirado en el color de la piel de uno de los atletas. Años después, en 1992, Ibáñez dedicará toda una aventura larga a este tema: "El racista", una de las aventuras más recordadas por los aficionados en las que el mismísimo Hitler aparece caricaturizado como nuevo Vicepresidente de la T.I.A. Los ejemplos en esta temática son incontables con todo tipo de razas o culturas: orientales, musulmanes, hindúes, aborígenes australianos e incluso indios guaraníes.
"Gatolandia '76"
"El racista" (1992)
En "¡En la luna!" (2009) los agentes se encontrarán un mercadillo chino de "todo a cien" en el satélite terrestre. Ibáñez también ridiculiza un poco al colectivo chino de nuestro país con algunas de sus expresiones más habituales:
"¡En la luna!" (2009)
En "Barcelona '92" Filemón lamentará haberle hecho burla a un "enano" que le ofrecía limpiarle el parabrisas en mitad de un atasco en la ciudad condal:
"Barcelona '92"
Y en "La brigada bichera" los agentes tienen algunos problemas por una confusión "
de narices":
"La brigada bichera" (1981)
Tres décadas después, en la aventura larga "¡Por Isis! ¡Llegó la crisis!" llama la atención el siguiente gag que Ibáñez crea con Pardíllez, un agente de la T.I.A. que sufrió un ataque terrorista que le dejó sin piernas:
"¡Por Isis!, ¡llegó la crisis!" (2009)
La Iglesia Católica tampoco se libra de la hoguera. Son muchas las aventuras en las que Ibáñez hinca el diente al clero. En concreto en "El nuevo Cate" (1993) el artista dará rienda suelta a su imaginación creando todo tipo de gags en los que ridiculizará a varios miembros del gremio eclesiástico en su visita a la T.I.A.:
"El nuevo Cate" (1993)
Cerramos el capítulo con uno de los muchos ejemplos en los que Ibáñez crea humor insuflando a sus agentes aires amanerados, más propias del colectivo homosexual que de ellos mismos. El gag aparece en la aventura "El disfraz, cosa falaz":
"El disfraz, cosa falaz" (1995)
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