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año 66 de la era ibañez

francisco ibáñez (2/iv/2001 - gaceta universit.)


Gaceta Universitaria (Lunes, 2 de abril de 2001)
Por: ERIC FRATTINI


Nacido en el turbulento año de 1936 en una Barcelona republicana, el personaje se convirtió rápidamente en un ‘devorador’ de cómics. Con tan sólo siete años publica su primera creación en la mítica Chicos por lo que recibe cinco pesetas, toda una fortuna para aquel año. El tiempo libre que le deja su trabajo de botones en Banesto, lo dedica a pintar, hasta que en 1957 decide abandonar su confortable puesto para aventurarse en el mundo de la historieta. Un año después nacería una de sus grandes creaciones y uno de los personajes más famosos de cómic universal, Mortadelo. Los primeros años de la década de los sesenta son los más fructíferos ya que Ibáñez crea a Botones sacarino, Rompetechos, 13 Rue del Percebe y otros. Hoy, a sus 64 años y en su sencilla casa de Barcelona, sigue “atado a la pata del tablero de dibujo” como él mismo reconoce, creando nuevas aventuras de Mortadelo y Filemón, agentes de la T.I.A.


¿Le molesta que se identifique a Ibáñez con un solo personaje como Mortadelo y Filemón cuando ha creado muchos más?
No, yo creo que no. A mí personalmente no me llega a molestar y más cuando un autor es siempre más conocido por un personaje en concreto. Me molesta más el haber tenido que dejar de lado a otros personas en detrimento de Mortadelo y Filemón, que el ser conocido sólo por uno. Botones Sacarino, Rompetechos, etcetera he tenido que abandonarlos pero antes era más divertido debido a que podía desarrollar otras historias. Con Mortadelo y Filemón a veces puede llegar a ser un poco monotono.

¿Tienen algo de Ibáñez los personajes creados por él?
No, nada de nada. Eso que dicen que el autor acaba convertido en sus propios personajes, es un tópico. Que más quisiera yo que ser alguno de mis personajes y más cuando los veo corriendo por ahí, por las playas, por las montañas y yo siempre aquí atado a la pata del tablero de dibujo.

¿Qué diferencia hay entre el Mortadelo de 1958 y el Mortadelo de 2001?
Si hoy estuviese haciendo el Mortadelo del 58, ya hubiera recibido aquella horrible carta diciendo, “cambia el rollo, cambia de tema, etc..” El Mortadelo de 1958 y el de hoy es igual físicamente, en su forma de moverse, pero Mortadelo ha cambiado su forma de expresarse a los tiempos actuales. Por eso aquel modestito hombrecillo que trabajaba en la Agencia de Información se convirtió poco después en la T.I.A. para adaptarla a los tiempos, para enriquecer un poco la serie. Luego el meter a personajes reales y en plena actualidad en las historias de Mortadelo y Filemón. Después el adaptar a los protagonistas a acontecimientos como los Mundiales de Fútbol, la Vuelta Ciclista, el Formula 1... también en mis historias se hablan de las cosas que están de moda como los teléfonos móviles, las clínicas para estar guapos. Todas estas cosas dan frescura a las historias y a las aventuras de mis personajes.

Usted dijo un día, “el cómic es el primer escalón hacia la gran literatura”, ¿Cuáles fueron los cómics de niñez de Ibáñez?
Todos. Absolutamente todos. Yo era muy aficionado al cómic y a pesar de que era el tiempo de la escasez. Una familia no podía permitirse, indudablemente, de comprar todos los cómics. Era impensable. Pero yo tenía la suerte de que en la casa donde vivía mi familia cuando yo era pequeñito, había un quiosquero al que habían robado el genero en diversas ocasiones así es que pidió a mi padre que le guardase en casa el genero por las noches. Ahí aprovechaba yo para volverme loco leyendo todos los cómics hasta altas horas de la noche. Incluso me provocaban dolor de cuello aquellos que estaban plegados y como tenían que venderse al día siguiente intentaba meter la cabeza entre sus páginas para poder seguir la historia. Aquello fue mi escuela en el mundo del cómic. Me fijaba como uno hacia los personajes, como otro hacía los paisajes, o como aquel hacía las escenas de acción. Aquello fue mi universidad.

¿Qué personaje de cómic recuerda de su niñez?
Recuerdo muchísimos. Incluso algunos cuyos autores han sido después compañeros míos. Estaban Escobar con su Zipi y Zape, Puigmiquel con su Pepe Carter y Coco, Arturo Moreno... Todo me gustaba. No tenía uno preferido.

¿Recuerda su primer cómic publicado en la revista Chicos cuando usted tenía 7 años?
Recuerdo que era una cabeza de indio. No me acuerdo de donde la saque. Tenía seis o siete años. Me acuerdo cuando hice el sobre para enviarlo con mano temblorosa y aún recuerdo la dirección; Revista Chicos, Flor Baja 5, Madrid. Aquella dirección se me quedó grabada desde entonces. Recuerdo que me pagaron un duro o cinco duros. No lo recuerdo bien, pero a principio de los cuarenta era una fortunita.

¿Fue la primera aventura de Ibáñez el abandonar su puesto de botones en el Banco Español de Crédito para dedicarse por completo al cómic?
Aquello fue, en aquel tiempo, cuando yo dije en casa que iba a dejar el banco para dedicarme a la historieta, era mejor decir a mis padres que iba a dedicarme a ser corista. El trabajar en un banco en aquel entonces era algo increíble. Era como ser funcionario. Recuerdo que mi familia me decía, pero ¿tu sabes bien lo que dices?. Además no fue aquello de decir voy a pedir una excedencia por si me va mal en esto de cómic siempre puedo volver. Yo me fui para no regresar jamás. Yo creo que más que una aventura fue una satisfacción mía.

¿Que otros dibujantes marcaron la línea de Ibáñez?
Todos los dibujantes que somos y estamos nos hemos fijado en otros dibujantes que fueron y estuvieron. Peñarroya, Cifré, Vázquez, me apasionaba el franco-belga André Franquin, Uderzo, Morris.

Hágame el retrato del dibujante de cómic perfecto.
No vale la pena hablar de él, porque para llegar a eso has tenido que pasarte aquí, ante el tablero de dibujo, horas y horas sin hacer nada especial, sin que se te conozca por nada especial, la vida entera atada al tablero. Osea que te diría, es un gilipollas que ha cambiado los términos, que ha vivido para trabar y no trabajar para vivir como ha sido mi caso.

¿Qué sería lo más destacable de la obra de Francisco Ibáñez?
Siempre he dicho que si tuviese que ganarme la vida con mis dibujos simplemente, estaría en una esquina limpiando cristales de coches. La historieta tiene dos elementos, el guión y el dibujo. Para mí es mucho más importante el guión. Si yo valorara en cien por cien la historieta, le daría setenta al guión y treinta al dibujo. Lo tengo comprobado. Si tú al lector le das una verdadera obra de arte incluso que podría estar colgada en El Prado, pero si el guión no le acompaña, la historia no tiene interés, ese cómic se irá a hacer gárgaras. Si tu le das al lector una historia medianita pero con un buen guión, esa historieta va a tener mucho éxito. Para mí lo importante es el guión.

¿Cuánto tiempo dedica a trabajar un guión de Mortadelo y Filemón?
Por plancha, dedico entre cinco y seis horas en lo que al dibujo se refiere. En cuanto al guión un día puedo estar espabilado y sacarlo en veinte segundos, otro día tienes la nubecilla y tardas media hora, y otro día tienes todo el cúmulo de nubes y tardas un día entero para sacar un buen guión. Yo dedico a la historieta el tiempo que haga falta. Si tengo un nubarrón yo no digo, “Bah!! Con esto vale”. Lo que yo hago es no dejarlo hasta que esa secuencia, ese truco, ese gag, me haga reír a mí. A lo mejor tardo veinte minutos en diseñar y estructurar los bocadillos de toda la plancha, pero a veces me sucede que uno sólo me da más trabajo que toda la plancha entera.

¿Qué es lo mejor del matrimonio Ibáñez-Ediciones B después de 13 años?
Por fin después de periodos bastante borrascosos, con editores, con Ediciones B ha ido todo sobre ruedas, como una seda. Llegamos a un acuerdo inicial hace trece años y siempre se ha cumplido al milímetro. También he encontrado bellísimas personas, todas ellas mujeres, por cierto, con lo que el contacto profesional ha sido perfecto. Yo estoy contentísimo de este matrimonio que tengo con Ediciones B. Todo esto ayuda a que el creador pueda crear y no tener que preocuparse de cuando o cuanto le van a pagar por esa creación. Con Ediciones B sólo me dedico a crear.

Alguien dijo que siguiendo los álbumes de Mortadelo y Filemón uno puede seguir la actualidad. ¿Son los periódicos la mejor fuente de inspiración para Ibáñez?
Si, claro que lo son, además con una doble ventaja. Normalmente los periódicos o las radios suelen darme ideas para mis guiones para los que no pago royalties. También ocurre que hay cosas que no puedes tocar por el propio tiempo de la noticia. Hoy sucede un hecho y dentro de una semana ha desaparecido de los medios de comunicación. De cada cien cosas puedo utilizar dos o tres. Luego está mi costumbre de hacer aparecer en mis aventuras a personajes de la política pero como simples secundarios, nunca como protagonistas. Las aventuras de Mortadelo y Filemón se publican en otros países donde a parte del Rey y el Presidente del Gobierno, no sabrían quienes son.

Usted ha tenido que luchar contra la censura franquista. Cuénteme alguna anécdota.
A veces hablamos muy duramente de la censura franquista, que fue dura a más no poder, pero luego de desaparecido este capítulo de la historia hay una especie de censura particular de muchos lectores y que quizás sea más dura que la censura franquista. Cuando la época de Franco, tu trabajabas con un ojo en el tablero y otro en la oficina de la censura. A veces ocurrían cosas impensables sabiendo que no podías meterte ni con la política del momento, ni con la cosa erótica, de violencia. A mí por ejemplo me perseguían porque en la última viñeta que había un personaje que perseguía a otra con un gran martillo, aquello venía devuelto por “exceso de violencia”. Por otro lado se publicaban todas aquellas aventuras de Hazañas Bélicas donde se mostraban cuerpos destrozados por las bombas, mutilados, ensangrentados, pero aquello estaba bien. Recuerdo una mía, en donde aparecía una ballena en una cueva submarina con cara de circunstancia ante la mala mirada de el señor balleno. A los pies de la ballena se veían nadando varios pulpitos mientras fuera de la cueva se veía a un gran calamar silbando. Aquello vino devuelto con una nota que decía, “cómo se permite hacer apología del adulterio”. Cosas así si que he tenido.

¿Daba más juego para Mortadelo y Filemón el PSOE que el PP?
Yo no soy crítico político. Yo no soy de los que dibujan en los periódicos que dan a todos por igual. Yo creo que todos tienen sus personajes que dan juego, tanto el PSOE como el PP, y los personajes que aparecen en mis historietas como González o Aznar son personajes secundarios, sin ningún tipo de protagonismo.

¿Por qué cree que son tan leídos los cómics de Ibáñez por niños y adultos?
No lo sé porque es pero cuando firmo ejemplares en una feria, las colas las forman tanto niños como adultos. Mucha gente mayor se acerca a mí y me pide que les firme el ejemplar. Yo les pregunto el nombre de su nieto y ellos me responden que no es para su nieto, que es para ellos. Eso me parece magnífico. A veces incluso recibo cartas de algún ingeniero o cirujano diciéndome que cuando regresan a casa antes de dormir se leen un cómic de Mortadelo o de Botones para reírse un rato y para olvidarse del día de trabajo. Ese es un gran premio para mí, porque mis historietas son para eso, para pasar un buen rato.

¿Qué tema de actualidad destacaría hoy en un cómic de Mortadelo y Filemón?
En estos momentos estoy trabajando en un nuevo álbum que saldrá a la luz poco antes de enero del próximo año y que está centrado en el Euro. En el álbum aparecerá la historia de la peseta desde la prehistoria hasta la llegada del Euro.

Existe un tema tópico en el cómic que es la dichosa ‘crisis’. ¿Ha tocado esta alguna vez a Ibáñez?
No, al menos en este país. Para bien mío Mortadelo sigue en la cresta de la ola. Sigue con sus grandes tiradas mientras que otros héroes del cómic han desparecido de los kioscos. Pero la crisis es real. Hace años recuerdo que iba por Las Ramblas y veías en los kioscos todo tipo de colecciones infantiles, Capitán Araña, Capitán Trueno, Capitán Tormenta, Capitán lo otro.. y ahora paso por ahí y sólo se ve la capitana Mazagatos, la capitana Obregón. Entre todas esas capitanas afortunadamente se puede encontrar a Mortadelo y Filemón.

Existe un caso como el de Josep Escobar, cuyos herederos vendieron los derechos de Zipi y Zape y ha salido una obra pésima. ¿Deben morir los personajes cuando sus autores o por el contrario deben arriesgarse a continuar viviendo perdiendo parte de la magia dada por el autor?
Hay que pensar que cuando un personaje cambia de autor siempre afecta a las historias. Yo lo que no creo es que deban morir los personajes cuando lo hacen los autores. Yo no soy el hindú que dice que cuando muera que me quemen con todos mis personajes. Es muy difícil la calidad que le pueda dar su autor original, puede ser mejor o peor, pero siempre será distinto. Hay casos especiales como fue el Flash Gordon o el Tarzan que hizo Foster y que siguió Hoggart. Cada uno le dio su gracia al personaje.

¿Querría que alguien continuase con su obra?
Cuando alguien continué con mi obra, ya el autor no podrá decir nada porque estará muerto. A mí me gustaría que alguien continuase con mis personajes, pero siempre que me lo planteo me respondo que quien lo haga lo va a tener crudo. Yo tengo una forma de hacer que es difícil de copiar, pero quién sabe.

Dígame en pocas palabras cual es el secreto del éxito de los personajes de Ibáñez.
Quizás sea porque yo no me preocupo de llenar una página por el simple hecho de llenarla. Me preocupo de que la página, la propia historia sea buena y como te decía antes, de que la historia que plasmo, los gags me hagan reír a mí también. Hay que trabar, hay que pensárselo mucho. Hay que dedicar muchas horas a la historia para que esta sea buena y le guste a los lectores.

Usted siempre dice que le hubiera gustado saber dibujar. ¿Qué personaje del cómic español o extranjero le hubiera gustado que llevase la firma IBAÑEZ?
A mí me hubiera gustado dibujar como Barry Smith que se ponía a hacer una historieta y aquello era algo increíble, un hombre que además desaparecía y lo encontraban pintado un fresco en una iglesia o en un edificio o diseñando los decorados en un teatro. Me hubiera gustado tener capacidad para llegar a eso, pero hay un momento en el que hay que reconocer que todos tenemos un techo. Yo creo que lo bueno es que he sabido conseguir un guión que ha llegado al público.

Su etapa más fructífera, desde el punto de vista creativo, fue desde 1958 año en el que crea a Mortadelo y 1966 año en el que crea a Pepe Gotera y Otilio. ¿Piensa sacar a la luz algún nuevo personaje?
No que va. En estos momentos toda mi producción es para Mortadelo. Todavía recibo cartas pidiéndome que vuelva a sacar alguna historia de Botones Sacarino o 13 Rue del Percebe. Antes de sacar un personaje nuevo, Ibáñez renovaría a otros como el propio Botones Sacarino o Pepe Gotera y Otilio. Un personaje nuevo sale cuando lo anterior no ha vendido nada, y que en mi caso esto no se cumple.

Todos los años es usted el más vendido de la Feria del Libro, superando incluso a Antonio Gala, Terenci Moix, Maruja Torres, Arturo Pérez Reverte. ¿Cuándo se lo reconocerán?
Yo quiero que me lo reconozca aquel a quien va dirigido ese cómic y a quien va dirigido ese cómic lo reconoce porque está ahí, haciendo colas de horas y horas. Lo demás me trae sin cuidado. Yo disfruto viendo a toda aquella gente, que se ha pasado a pleno sol con su cómic bajo el brazo esperando a hablar conmigo o darme la mano. Eso es fantástico.

¿Qué temas son tabú para Ibáñez y para Mortadelo y Filemón?
No hay temas tabú, únicamente aquellos que pueden herir la sensibilidad del lector, la mía propia. Yo nunca me meteré con grandes catástrofes, con un tema tan desgraciado como el de ETA. A parte de eso no hay temas tabú.

¿Esta incluido en estos temas, El Barça y Joan Gaspart?
Yo no soy forofo del fútbol, ni de ningún equipo, sin embargo cada vez que viene un Mundial de Fútbol tengo que hacer un álbum dedicado a ello. Estoy hasta las narices de tener que dibujar un personaje con pantalón corto y con esos tacos en las botas que son tan complicados de dibujar y tiene tanto trabajo. O cuando hice el álbum dedicado a la Vuelta Ciclista a España, tener que hacer aquella serpiente multicolor, con aquellas ruedas llenas de radios. Era espantoso dibujarlos.

Yo leía a Jabato, El Capitán Trueno y Asterix para después seguir con Verne, Scott. ¿Es el cómic un inicio obligado para todo niño antes de enfrentarse a un libro sin imágenes?
Yo creo que sí. Yo siempre se lo digo a los escritores, “la cosa empieza por nosotros y sigue por vosotros”. Si un crio no empieza por lo más sencillo del mundo que es el cómic, si no le pierde el miedo a esos bichos negros que son las letras, nunca llegará a abrir un libro. Se empieza con Mortadelo se sigue con Verne, Dumas o Scott y se termina con Kafka. Yo creo que la cosa va por ahí.

¿Serían fácilmente adaptable los personajes de Ibáñez al Manga japonés?
Yo siempre digo, la manga del chaleco. Para mí es una moda pasajera por más millones de ejemplares que venda en nuestro país. Pero aquí las tiradas no son como las de allí. Incluso en los metros de Japón hay papeleras para depositar los cómics que has estado leyendo ese día y que puede agarrarlo cualquiera para leerlo.

Mortadelo y Filemón han viajado por todo el mundo resolviendo, o perdón revolviendo, diversos casos, pero no así su creador, ¿Es Ibáñez un buen alumno de Julio Verne?
Yo quisiera viajar como mis personajes, pero yo siempre estoy atado a la pata del tablero. A mí me gustaría hacer un gran viaje al año, pero no tengo la oportunidad ya que siempre estoy trabajando. Muchas veces digo, bueno cuando me jubile, pero poco a poco, año tras año me doy cuenta de que no me jubilo.

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